martes, 5 de abril de 2011

Calles y flores...

Caminando por las silenciosas calles todo parecía normal, basura, gritos, maldiciones, borrachos... lo de todos los días. Pero su corazón le proporcionaba belleza a todo lo que veia. Trotando en un inmenso limbo transcurrieron las horas, la gente pasaba por su lado sin apenas mirarle y el notaba sus críticas a la espalda. Vagó por las desiertas callejuelas de Salamanca toda la noche, contemplando cada rincón, cada pequeño trozo de paraíso que había ido a parar a aquella ciudad de fiestas y despreocupaciones.

Al amanecer se encontró a sí mismo contemplando el horizonte con un gesto de desesperación. ¿Quién velaría por ellos?... Notó un mechón de pelo sobre su cara y se dio la vuelta.

Las verdes hojas de los jardines aparecian esplendorosas entre el bosque de edificios, los rosados almendros alegraban sus verdes hojos haciéndolos aun mas notorios en su delicada cara.

A la hora de la unión la Luna despertó de nuevo para coronar con su oscuridad el momento.

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